La mejor luz para trabajar es la luz natural. Eso sería lo ideal.
Busca un espacio con buena luz, evita sombras duras y contrastes extremos. Coloca a tu modelo cerca de una ventana y experimenta con diferentes ángulos y distancias. Eso sería un escenario ideal.
¿Qué sucede cuando no tenemos las condiciones ideales a nuestro alcance?
Utiliza algunos recursos como por ejemplo los reflectores. Ayudan a suavizar las sombras y rellenar áreas oscuras. Puedes improvisar con cartulinas blancas o superficies reflectantes. Ubica el reflector en el lado opuesto a la fuente de luz principal.
Otro recurso a tener en cuenta pueden ser los difusores. Crean una luz más suave y envolvente. Puedes usar un paraguas translúcido o un panel de tela blanca entre la fuente de luz y tu modelo. Esto ayuda a reducir brillos y sombras duras.
Experimenta. Las diferentes posiciones de la fuente de luz nos devuelven resultados diferentes. La luz frontal es suave pero puede ser plana. La luz lateral crea más volumen y textura. La luz desde arriba o abajo es más dramática.
El fondo. Un fondo claro resalta a nuestro modelo. Un fondo oscuro crea más contraste. Sobre todo, evita los fondos con patrones o texturas que distraigan.